martes, 12 de julio de 2011

¡Estoy en Japón! 日本でいます!

Esta entrada está muy cargada de información. Por eso voy a subrayar las palabras que merecen una explicación, y al final explicaré como pueda de qué se trata, para quien no lo conozca.

Entonces:

Hace un tiempo que no escribo en el blog, por muchos motivos. El principal es porque tenía que terminar los exámenes de la universidad, encargarme de la mudanza y, por último, de mi viaje a Japón.



Sé que no he avisado con mucha antelación, ni me he tomado la molestia de dejarlo caer alguna vez. No fue ni por modestia ni por desinterés. Mas bien se trata de que el propio viaje me aterraba a mí misma. Parecía increíble que de un momento a otro fuera a ir a Japón. ¡A Japón! Y por dos meses, para colmo.



El plan era ir a Osaka, luego a Aichi, y por último a Tokyo. En el primer destino iba a estar cosa así de cinco días, en el segundo casi dos semanas, y en el tercero más o menos un mes, y todo estaba planificado para que una vez llegara a Osaka comprara un adaptador, o como quiera que se llame el bicho que se pone en los enchufes para que un ordenador español pueda recibir energía nipona. Es más, no sólo estaba planeado hacerlo, sino que lo hice. Compré el dichoso adaptador. Una pena que no sirviera para enchufes anchos (era más bien del tipo cable de lámpara, y similares). Así que a excepción del Ipod, no podía usar internet, y teniendo en cuenta que mi Ipod es mi diccionario portatil (fantástica aplicación Kotoba, gratuíta e increíblemente útil, para quien le interese), no quería gastar la batería porque me era difícil encontrar un momento en el que pudiera cargarlo en el portatil de mi amiga.

 Así que no he podido escribir nada hasta ahora.

Y sí, me estoy quedando de huesped con distintas amigas que conocí en Salamanca.



Ahora me encuentro en Aichi. Aquí tengo a una chica (que en Navidades se vino a Canarias a pasar las fiestas con mi familia) y un chico (con el que estuve viviendo un año, más o menos) que me sirven de guía en la ciudad, cuando no tienen trabajo. El resto del tiempo soy yo sola frente a Japón, pero Japón es un contrincante demasiado amable. Se empeña en no hacer daño, en impedir que me pierda, en ofrecerme ayuda constantemente... A este paso no podré tener una mala experiencia de la que quejarme a mis nietos y por la cual mis amigos se rían de mi (y realmente tampoco estoy ansiosa por tenerla, pero es el sino del viajero ¿no?)



Quería tomarme tiempo para escribir largo y tendido sobre diversas cosas que viera en Japón. Cosas que me llamara la atención, pero ahora me encuentro con que no tengo tiempo, y tantos detalles se han pasado, o se han acumulado en mi cuaderno de notas de viaje, que ya no sé ni cómo hablar de ellas.

De entrada, diré que me he sorprendido y decepcionado a partes iguales con mi dominio del idioma (o chapurreo, que sería más fiel). El primer día, aún sin haber pisado suelo japonés, coincidí con una pareja de jubilados de Kyoto que habían estado de turismo en china (Vuelo Pekín-Osaka), y sin intentarlo de pronto me vi hablando con ellos en un japonés muy, pero que muy, troglodita. Ellos se espresaban bien, lentamente, sin Kansaiben (Dialecto de la zona de Kansai), y asegurándose de repetirlo de miles de formas distintas. Pero yo sólo podía responder con palabras sueltas, o con mis ya más que usados “Wakarimasen” (No lo sé/ No lo entiendo).



Fue más bien gracias a esa pareja que llegué sin problemas al monorail que hay dentro de la estación para conducirte a la zona de equipaje. Luego me indicaron en qué cola tenía que ponerme para pasar el control para extranjeros. Huelga decir que ellos pasaban casi automáticamente por unos mostradores donde apenas tenían que hacer nada, ni fila siquiera. En cambio, la cola que yo tenía que hacer practicamente ocupaba el resto de la enorme sala, y en su mayoría eran extranjeros asiáticos que se me colaban sin el menor pudor. En serio. No es broma. Se me ponían al lado, como si no fuese una fila de uno, y luego iban adelantando pasito a pasito. Vamos, no iba a ir yo a decirles “Discúlpeme usted, señor que no domina el español, esta señorita que no se maneja con el ingles, y menos con el chino o coreano, se encuentra un poco sorprendida, por no decir molesta, por su actitud.¿Podría usted regresar a su lugar en la fila? Muchas gracias, y perdone si he sonado desagradable. No era mi intención.”



Bueno, tampoco había prisas. Por mucho que se me colaran, ya llegaría mi turno, esperaba.



A la hora de entregar la tarjeta donde daba mis datos, un hombre que redirigía a las personas a las distintas ventanillas para que les sacaran foto y huella de ambos índices, me dijo que me faltaba poner la dirección del lugar donde me quedaría. ¡Increíble! De pronto me convertí en la Señora Japoneante, con nivel de dominio del idioma 7 con ocho, y subiendo. No sé como estaba yo explicándole apurada que me hospedaba con una amiga, y el señor diciendo que con poner la dirección de mi amiga estaba bien. "Pero yo no la sé" "¿Cómo? ¿Que no la sabes? ¿Y su teléfono? ¿Lo tienes?" "Sí" "Bien, entonces escríbelo aquí, y aquí al lado pon su nombre completo. Apellido y nombre, sabes ¿No?" "Ah. Sí. Sé. Gracias" "Por aquella fila entonces" "Sí, Gracias. Perdón"



Y así, sin más ni más, estaba en Japón. Bueno. Sí que tuve un breve incidente con un perro salchicha olisqueador de maletas. Es que el muy canino me vio correr hacia mi maleta, que ya desaparecía por el otro lado de la cinta, y pensó que algo me traía entre paños. Ese algo,ciertamente, eran cuarenta gramos de la mejor calidad de jamón serrano de contrabando, el cual no te dejan entrar ni alegando consumo propio. Pero el perrito, tan nipón que és, debe ser que nunca lo probó, y ni mostró interés por él. Me miró con ojitos triste, como diciendo “¿No tienes nada de lo bueno para mi?” y se fue lastimosamente a olisquear otras maletas. La chica que se dejaba llevar por el olisqueador aeroportuario me pidió perdón varias veces, pero fueron los perdones más serios y autoritarios que nunca he recibido. Realmente sudé frío sólo con ver como me miraba.

Resulta que el guardia de la salida del equipaje también tiene que hacer preguntas, y cuando se enteró de que venía de España me preguntó por Barcelona, por el futbol y la Sagrada Familia. Yo le dije que nanai: si acaso Canarias; futbol sólo para los mundiale, gracias; y el Teide era más simple que la Sagrada Familia, pero que el mismo Fuji iba a temblar como le diera a la montañita por dar el estirón (Que ya le tocará) y crecer unos pocos metros más.

¿Lo gracioso? También conocía Canarias, y me preguntó si sabía alemán. ¿Habrán muchos canarios perdidos por Japón?



Bueno, para hacer esto un poquito más breve, resumiré que en Osaka ya he hecho un par de cosas típicamente japonesas: Comer okonomiyaki y yakisoba (el takoyaki me fue imposible, pero pongo a Dios por testigo que nunca más volveré a pasar hambre, de takoyaki. La próxima vez cae sí o sí); me he duchado en un ofuro común, con una mujer japonesa muy amable que hasta me frotó la espalda y todo(Do ut des, por supuesto); he ido en bici desde casa hasta la estación; cogido trenes en el vagón Only woman (¡Y entró una familia con la madre, el padre y los dos niños! Lo gracioso es que el muchacho mayor estaba avergonzado de estar con tantas mujeres y se escapó al vagón de al lado. Pero nadie dijo nada. Supongo que no era hora prohibida para los hombres); he paseado bajo una sombrilla negra (la abuela de mi amiga decidió acompañarme un día por Ibaraki-shi, y se negó a que yo saliera sin sombrilla sobre la cabeza, y con la sombrilla tuvo que ser); he hecho hanabi en un parque a media noche y con las cigarras cantando de fondo, mientras sudábamos y reíamos; he bebido té en un izakaya (mira que ir a un bar de bebidas y tomar té... pero mi estómago no soporta este calor) y he hecho miles de cosas más.



¡Y las que me quedan por hacer!



Ya de entrada mañana he quedado con mi amigo para ir a dar unavuelta. El viernes tengo planes para ir a correos a enviar cartas a España, y luego iré con mi amiga a un baño publico a probar por segunda vez el ofuro japonés. Con suerte haga fotos.

El resto del tiempo está aún por planear. Me gustaría visitar Nara, por eso de los ciervos, pero la mujer amable del ofuro de Osaka me dijo que no merecía la pena, y que los ciervos eran muy belicosos, y te arrancaban las cosas de la mano, los muy desvergonzados (fue muy gracioso verla imitar un ciervo)



Ahora me tengo que ir, porque he quedado con mi amiga para comer juntas y luego ir a por un par de omiyage para los amigos de España.. ¡Y esta noche compraremos Taiyaki! Llevaré la cámara y no me olvidaré de sacar fotos, para que quede constancia.




Breve glosario



Baño publico:  En Japón aún son normales los baños en los que pagas por poder darte una ducha, y la gente va más con la idea de relajarse un rato, con amigos y demás, o porque es bueno para la piel. Es como el baño tradicional en el que te lavas fuera de la bañera y luego entras, sólo que lo haces con muchas personas más, y sin ninguna vergüenza.

Tengo entendido que en algunos lugares se pueden encontrar baños publicos mixtos, pero creo que al que nosotras iremos serán diferenciados.



Hanabi: Son los fuegos artificiales. Literalmente significa flor de fuego. Los que yo hice, por supuesto, no fueron ni petardos ni fuegos en el cielo, sino que esas vengalas que se nos daban en los cumpleaños de pequeño, que prendíamos y salíamos corriendo agitando por toda la habitación, fingiendo que eran varitas mágicas o similares. No recuerdo su nombre. El caso es que en Japón, durante el verano es muy normal ver a los niños junto a lrío por la tarde-noche con sus padres y encendiendo estas cositas, o en los parques, con un cubo de agua al lado, como nosotras.



Izakaya: Es un bar de bebidas en Japón. Las copas son muy caras, pero creo que la comida sale más barata. Es muy típico visitar varios izakayas en una noche. Pero no son como nuestros bares de copas. Aquí te sientas en una mesa tipo japonesa (en el suelo), no hay calor, ni gente apretada, ni te pisan o te ensucian con alcohol ageno, y aún menos hay música a alto volúmen. Más bien es para hablar y beber.



Ofuro: Baño japonés donde uno se laba fuera de la bañera bien, pero que muy bien, y luego entra en el agua que estará a una temperatura de 40 grados, ya estemos en pleno invierno o en el más asfixciante verano. Es importante lo de la limpieza porque ese agua, en una casa familiar, se comparte por todos los que viven ahí, e invitados también. En un baño público se comparte con muchísima más gente. Así que primero se va uno al retrete, luego se laba bien el cuerpo, y por último se hierve bien durante diez minutos, y, ¡Ya está! Usted estará listo para dormir de inmediato.



Okonomiyaki: Comída típica de Osaka, que es como una masa con distintos ingredientes que se cocinan en forma de torta y luego se le hechan salsas encima. Pueden ser de carne, de pescado, de verduras, etc. El que nosotras tomamos era de mochi y queso. El mochi es un patelito de arroz glutinoso. Complicado de explicar.



Omiyage: Regalos ;-)



Sombrilla negra: o de cualquier otro color. En Japón, sobre todo en épocas de sol, las chicas suelen salir a la calle con los brazos cubiertos, o con sombrillas. Un motivo es para evitar estar expuesta directamente al sol y la insolación, pero realmente las chicas lo que intentan es evitar coger color en la cara. Aquí la belleza está en la piel blanca. De ahí que la abuela se negara a que yo saliera con peligro de tomar sol



Taiyaki: Dulce japonés con forma de pez. Es como una galleta bizcochada con pasta dentro, normalmente de anko (anko: pasta de judías rojas). Realmente sólo describo cómo lo he visto. Nunca lo he probado, así que de bizcochado sólo tengo la impresión. Ya diré la próxima vez.

Takoyaki: Como buñuelos con pulpo dentro, pero a la parrilla en vez de hervidos en aceite.



Vagón Only Woman

En Japón, durante la hora punta, los trenes se llenan hasta que es imposible que quepa un alfiler. Como es imposible evitar los roces entre cuerpos, y se ha dado más de un caso de algún listillo que aprobecha para tocar por aquí y por allí, hay vagones en los que sólo se permiten la entrada a mujeres.


Yakisoba: Fideos japonese, con verduras y carne y salsa de soja, si no me equivoco. Los fideos se hacen a la parrilla junto al resto de ingredientes.



Si hay faltas de ortografía, o me he comido un par de letras o acentos, no es culpa mía, sino de las prisas, el teclado japonés, y la falta de corrector ortográfico que me señale cuando he escrito las sílabas alteradas, o abrir con hache y demás horrografías que se cometen cuando andamos con la atención baja y la mente en miles de cosas (como que habría abierto o abía habierto)



Mata ne!

2 comentarios:

LaWi dijo...

Ohhh a ver si se te va a pegar el acento de Osaka, en los animes dicen siemrpe que hablan raro :P

Pásatelo bien, y sigue contándonos cosas, no te olvides de nosotros ^3^

Saluda a Mari de mi parte!

Tomomi dijo...

aviso, teclado japones> no enie, no mayusculas, no acentos.

hablar raro? nooooo, que va... solo con decirte que de cada diez cosas entendia media... por ejemplo, me preguntaron si me gustaba un actor, les dije que si, que me encantaba, y luego me dijeron algo que sonaba a que era muy mono, y yo asenti efusivamente. resulta que me estaban diciendo que era un poco extranio, pero extranio en el sentido de extravagantemente feo.
mas que acento, es dialecto, como el canario. solo que nosotros nos dejamos entender (bueno, o eso quiero pensar)

ya esta mari saludada (sonrisa. no se como ponerla aqui, asi que aviso de que estoy "dibujando" una sonrisa)
besos.

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